El país a partir de la segunda mitad de la primera década de este siglo, empezó a experimentar un cambio importante en la forma de enfrentar la violencia y el delito. Considero que, en la primera etapa, había razones para contener con toda la fuerza del gobierno a las bandas del crimen organizado, las cuales ya significaban un reto directo y frontal al Estado mexicano.
Esta etapa fue muy violenta ya que fue una confrontación con poca información e inteligencia y en donde las instituciones públicas tenían altos índices de penetración de la delincuencia. Sobre este último tema, hay que decir también, que las campañas políticas tan largas y tan costosas dieron entrada a dinero oscuro y también a la negociación de puestos estratégicos en los gobiernos, estos como pago del apoyo y lealtad en las campañas a la delincuencia organizada.
En esta etapa del problema, el razonamiento fue que había que crear una infraestructura federal que no se tenía y que su principal función era contener el crimen, en tal sentido se reforzó la policía federal y los estados y municipios invirtieron principalmente en equipamiento y en generar nuevas policías certificadas. Esta fue la lógica de la primera etapa de contención, sin embargo, esta etapa no evolucionó en todos los casos de una PP de contención a otra de creación y consolidación de nuevas instituciones basadas sus actuaciones en la inteligencia. De tal manera que se siguió haciendo y gastando en lo mismo.